Viajar en avión puede ser emocionante, pero a veces, después de horas en el aire, el cuerpo manifiesta molestias. En ocasiones es común sentir dolor en las piernas, espalda o cabeza. Según estudios médicos, el jet lag es solo una de las consecuencias de los vuelos largos en avión, ya que pueden afectar la salud de diversas maneras.
“Sentarse durante ocho horas o más puede tener graves efectos adversos en la salud, como la salud cardíaca y respiratoria, así como en sus músculos y articulaciones”, afirmó al respecto Gill Jenkins, médico de cabecera. En esta nota exploramos cómo pueden afectar los vuelos prolongados y qué se puede hacer para mitigar sus efectos.
¿Cómo afecta al corazón viajar en avión?
En caso de tener problemas cardíacos, los médicos recomiendan consultar a un especialista antes de emprender viaje. “Volar largas distancias puede afectar la respiración, causando dificultad para respirar y, a veces, molestias en el pecho”, expresó Jenkins. Los cambios de presión en la cabina, que simula una altitud de 6000-8000 pies, esto implica que la presión en la cabina es mucho más baja que en la superficie terrestre, reducen la concentración de oxígeno y dificultan la respiración.
Además, la inmovilidad durante el vuelo aumenta el riesgo de trombosis venosa profunda (TVP). Esto incluso se puede dar en personas que no padezcan una enfermedad cardíaca. Los coágulos pueden aparecer hasta un mes después del vuelo, especialmente si se experimenta hinchazón o dolor en las piernas. Para reducir estos riesgos, se recomienda mantenerse hidratado, evitar el alcohol y estirarse regularmente.
¿Y qué pasa con el estómago?
“Las cabinas de los aviones tienen bajos niveles de humedad, lo que puede causar deshidratación y problemas digestivos como estreñimiento”, apuntó Simon Theobalds, médico de Pall Mall Medical. La presión en la cabina también puede causar expansión de gases en el estómago, lo que genera hinchazón. Los cambios horarios interrumpen los patrones de comida, provocando indigestión y molestias estomacales. Para evitarlo, Theobalds aconseja comer ligero, mantenerse hidratado y tratar de caminar un poco por los pasillos.
¿Cómo impacta en el cerebro?
El jet lag, causado por el cruce de zonas horarias, puede alterar el sueño y afectar las funciones cognitivas y el estado de ánimo. Los bajos niveles de oxígeno y la deshidratación pueden causar dolores de cabeza, mareos y dificultades para concentrarse. “Especialmente para los viajeros ansiosos, el estrés y la ansiedad pueden influir en el rendimiento cognitivo”, añadió Theobalds. Mantener un horario de sueño regular y beber suficiente agua puede ayudar a reducir estos efectos.
¿Y los ojos, nariz y boca?
La baja humedad en la cabina afecta también los ojos, la nariz y la boca, lo que puede ocasionar dolor en los ojos, mal aliento y molestias nasales, especialmente durante el descenso. “El aire seco en la cabina también provoca sequedad en la boca y ojos, lo que puede generar mal aliento y molestias”, explicó Jenkins. Para aliviar la sequedad, un chicle puede ayudar a estimular la producción de saliva. También es muy importante mantenerse hidratado.
Consejos generales
Para minimizar estos efectos en el cuerpo durante un vuelo largo es necesario:
Mantenerse hidratado.
Evitar el alcohol y la cafeína.
Realizar estiramientos y caminar por la cabina siempre que sea posible.
Elegir comidas ligeras.
Cuidar el sueño y el horario de descanso.
Aunque los vuelos largos pueden generar molestias físicas, con algunas precauciones se pueden mitigar sus efectos y disfrutar del viaje de manera más cómoda y saludable.