Opina un especialista: apostar al turismo, ganancia por partida doble

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Potenciar al máximo el turismo interno cobra vital relevancia a la hora de compensar los efectos de las turbulencias mundiales. Su crecimiento debe ser una política de Estado ya que funciona como motor de desarrollo para las economías regionales, generando empleo de calidad. 

De unos años a esta parte, la globalización le permitió a la Argentina, crecer fuertemente en el sector turístico. Grandes inversiones, nuevos corredores temáticos y nichos de lujo, fueron apareciendo en todas las provincias. Indudablemente se produjo una mejoría importante en infraestructura y servicios, en todos los niveles, generando una capacidad instalada más moderna y actualizada. 

Cuanto más conectados mejor, se suele decir, pero al mismo tiempo esa dependencia global plantea desafíos que no admiten esperas, sobre todo en una coyuntura tan compleja. El desafío entonces es cómo utilizar esa capacidad instalada para forjar un futuro seguro, en un mundo que no logra estabilizarse. 

Sin dudas, una de las claves es potenciar al máximo el turismo interno, de altísima relevancia a la hora de compensar los efectos de las turbulencias mundiales. Este fenómeno quedó evidenciado en la reciente temporada estival 2022 en la que el turismo interno movilizó 635.000 millones de pesos, potenciado con medidas como el Pre Viaje y batiendo todos los récords históricos con más de 32 millones de argentinos recorriendo el país. 

El turismo interno tiene, per sé, la posibilidad no sólo de impactar de manera directa e inmediata, sino de consolidar un sector protagónico en la economía nacional. Esto lo transforma en una de las mejores herramientas disponibles para combatir la pobreza y el desempleo. Un motor de desarrollo y crecimiento imparable para las economías regionales, generando empleo de calidad y con un efecto derrame excepcional si se lo canaliza correctamente. Quien por un segundo piense que apostar al turismo es algo sectorial o banal, se equivoca de forma rotunda. 

Probablemente poco podemos hacer sobre lo que pasa en el mundo, pero sobre nuestra realidad cotidiana tenemos la obligación de actuar. El turismo como herramienta de desarrollo debe ser sin dudas una política de Estado. Hablamos de un sector que puede incorporar al mercado laboral una enorme cantidad de puestos de trabajo, que luego se transformarán en nuevos consumidores, generando un círculo virtuoso en toda la economía. 

Consensuar políticas turísticas 

para afianzar el mercado interno 

En una realidad como la Argentina, es muy desafiante animarse a pensar a futuro, ya que las necesidades básicas del día a día están insatisfechas. Pero a pesar del dolor que esto produce (o justamente por eso), necesitamos imperiosamente invertir tiempo, tecnología y conocimiento, para el desarrollo del DESTINO ARGENTINA. Consolidar políticas, como Pre Viaje, diferimientos impositivos, créditos blandos para emprendedores, potenciar los desarrollos al aire libre, consolidar los Parques Nacionales como destinos en sí mismos. Parte de nuestros equipos deben estar focalizados en eso. Estado y empresas con una visión clara de que si no mejoramos los productos y la infraestructura, poniendo reglas claras que inviten a la inversión, lo que se construyó y proyectó en el pasado, en breve será obsoleto y seremos todavía más pobres. 

Lo urgente y lo importarte 

Cuanto mayor sea el compromiso de apostar a una herramienta de múltiples beneficios como el turismo, más fácil será consensuar políticas de Estado. En principio puede resultar contrapuesto plantear la mejora en el aspecto de un pueblo, crear protocolos urbanísticos, renovar la iluminación, regular la cartelería; o invertir en cloacas, salas de primeros auxilios y ayuda alimentaria. Pero debemos entender que ambas son caras de una misma moneda. No se trata de una u otra opción, sino de buscar la manera de consensuar un avance simultáneo. 

El desafío es romper con ese círculo vicioso en que el día a día nos impide llegar al futuro. Debemos consolidar desde la política la importancia de generar recursos genuinos, y para eso, si de turismo hablamos, hay otras prioridades a tener en cuenta también. Claramente no es fácil poner flores en los canteros de un pueblo cuando sus vecinos no tienen para comer. Es muy difícil de conceptualizar. Pero el turismo ofrece experiencias y por lo tanto debemos recrearlas de la mejor manera posible, siendo conscientes que esas flores del cantero de hoy, serán el pan de sus habitantes el día de mañana con la visita de cientos de turistas. Tenemos que aprender a crecer con empatía desarrollándonos juntos para consolidar el cambio de paradigma que beneficie a todos. 

Por Diego Coll Benegas 

Consultor en Hospitalidad y Management Hotelero 

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